lunes, 27 de agosto de 2007

El maltrato infantil

EL MALTRATO INFANTIL


¿Qué es el Maltrato Infantil?

Hemos elegido la definición del Centro Internacional de la Infancia de París, que considera que maltrato infantil es "cualquier acto por acción u omisión realizado por individuos, por instituciones o por la sociedad en su conjunto y todos los estados derivados de estos actos o de su ausencia que priven a los niños de su libertad o de sus derechos correspondientes y/o que dificulten su óptimo desarrollo".Existen diferentes tipos de maltrato, definidos de múltiples formas, nosotros hemos seleccionado las siguientes :



Maltrato físico: Acción no accidental de algún adulto que provoca daño físico o enfermedad en el niño, o que le coloca en grave riesgo de padecerlocomo consecuencia de alguna negligencia intencionada.
Abandono físico: situación en que las necesidades físicas básicas del menor, (alimentación, higiene, seguridad, atención médica, vestido, educación, vigilancia...), no son atendidas adecuadamente por ningún adulto del grupo que convive con él.
Abuso sexual: Cualquier clase de placer sexual con un niño por parte de un adulto desde una posición de poder o autoridad. No es necesario que exista un contacto físico (en forma de penetración o tocamientos) para considerar que existe abuso sino que puede utilizarse al niño como objeto de estimulación sexual, se incluye aquí el incesto, la violación, la vejación sexual (tocamiento/manoseo a un niño con o sin ropa, alentar, forzar o permitir a un niño que toque de manera inapropiada al adulto) y el abuso sexual sin contacto físico (seducción verbal, solicitud indecente, exposición de órganos sexuales a un niño para obtener gratificación sexual, realización del acto sexual en presencia de un menor, masturbación en presencia de un niño, pornografía...)












Maltrato emocional: Conductas de los padres/madres o cuidadores tales como insultos, rechazos, amenazas, humillaciones, desprecios, burlas, críticas, aislamiento, atemorización que causen o puedan causar deterioro en el desarrollo emocional, social o intelectual del niño.
Abandono emocional: Situación en la que el niño no recibe el afecto, la estimulación, el apoyo y protección necesarios en cada estadio de su evolución y que inhibe su desarrollo óptimo. Existe una falta de respuesta por parte de los padres/madres o cuidadores a las expresiones emocionales del niño (llanto, sonrisa,...) o a sus intentos de aproximación o interacción.
Síndrome de Münchhausen por poderes: Los padres/madres cuidadores someten al niño a continuas exploraciones médicas, suministro de medicamentos o ingresos hospitalarios, alegando síntomas ficticios o generados de manera activa por el adulto (por ejemplo mediante la administración de sustancias al niño).



Maltrato institucional: Se entiende por malos tratos institucionales cualquier legislación, procedimiento, actuación u omisión procedente de los poderes públicos o bien derivada de la actuación individual del profesional que comporte abuso, negligencia, detrimento de la salud, la seguridad, el estado emocional, el bienestar físico, la correcta maduración o que viole los derechos básicos del niño y/o la infancia.




Indicadores de Maltrato Infantil



El niño no sabe defenderse ante las agresiones de los adultos, no pide ayuda, esto lo sitúa en una posición vulnerable ante un adulto agresivo y/o negligente. Los niños que sufren maltrato tienen múltiples problemas en su desarrollo evolutivo, déficits emocionales, conductuales y socio-cognitivos que le imposibilitan un desarrollo adecuado de su personalidad. De ahí la importancia de detectar cuanto antes el maltrato y buscar una respuesta adecuada que ayude al niño en su desarrollo evolutivo.Los problemas que tienen los niños maltratados se traducen en unas manifestaciones que pueden ser conductuales, físicas y/o emocionales. A estas señales de alarma o pilotos de atención es a lo que llamamos indicadores, ya que nos pueden "indicar" una situación de riesgo o maltrato.A continuación exponemos una serie de indicadores que nos pueden ayudar en nuestra observación, sin embargo hay que tener en cuenta que éstos por sí solos no son suficientes para demostrar la existencia de maltrato sino que además debemos considerar la frecuencia de las manifestaciones, cómo, dónde y con quién se producen. Por ello es importante saber interpretar estos indicadores y no quedarnos ante ellos como observadores o jueces de una forma de ser ante la que no podemos hacer nada. Estos indicadores no siempre presentan evidencias físicas (v.gr.: algunas formas de abuso sexual, maltrato psicológico... ) sino que pueden ser también conductas difíciles de interpretar. Algunos de los indicadores, entre otros, que se pueden dar son:

EN EL NIÑO

  • señales físicas repetidas ( magulladuras, quemaduras

  • niños que van sucios, malolientes, con ropa inadecuada, etc.

  • cansancio o apatía permanente (se suele dormir en el aula) cambio significativo en la conducta escolar sin motivo aparente
  • conductas agresivas y/o rabietas severas y persistentes
  • relaciones hostiles y distantes
  • actitud hipervigilante (en estado de alerta, receloso,...)
  • conducta sexual explícita, juego y conocimientos inapropiados para su edad
  • conducta de masturbación en público
  • niño que evita ir a casa (permanece más tiempo de lo habitual en el colegio, patio o alrededores)
  • tiene pocos amigos en la escuela
  • muestra poco interés y motivación por las tareas escolares
  • después del fin de semana vuelve peor al colegio (triste, sucio, etc..)
  • presenta dolores frecuentes sin causa aparente
  • problemas alimenticios (niño muy glotón o con pérdida de apetito)
  • falta a clase de forma reiterada sin justificación
  • retrasos en el desarrollo físico, emocional e intelectual
  • presenta conductas antisociales: fugas, vandalismo, pequeños hurtos, etc.
  • intento de suicidio y sintomatología depresiva
  • regresiones conductuales (conductas muy infantiles para su edad)
  • relaciones entre niño y adulto secreta, reservada y excluyente
  • falta de cuidados médicos básicos













En los PADRES y/o CUIDADORES:

  • parecen no preocuparse por el niño
  • no acuden nunca a las citas y reuniones del colegio
  • desprecian y desvalorizan al niño en público
    sienten a su hijo como una "propiedad" ("puedo hacer con mi hijo lo que quiero porque es mío")
  • expresan dificultades en su matrimonio
  • recogen y llevan al niño al colegio sin permitir contactos sociales
  • los padres están siempre fuera de casa (nunca tienen tiempo para...)
  • compensan con bienes materiales la escasa relación personal afectiva que mantiene con sus hijos
  • abusan de substancias tóxicas (alcohol y/o drogas)
  • trato desigual entre los hermanos
  • no justifican las ausencias de clase de sus hijos
  • justifican la disciplina rígida y autoritaria
  • ven al niño como malvado
  • ofrecen explicaciones ilógicas, contradictorias no convincentes o bien no tienen explicación
  • habitualmente utilizan una disciplina inapropiada para la edad del niño
    son celosos y protegen desmesuradamente al niño


Estos indicadores pueden observarse en otros casos que no necesariamente se dan en niños maltratados, la diferencia más notable es que los padres maltratadores no suelen reconocer la existencia del maltrato y rechazan cualquier tipo de ayuda, llegando a justificar con argumentos muy variados este tipo de acciones; en cambio los padres con dificultades suelen reconocerlas y admiten cualquier tipo de ayuda que se les ofrezca.



¿Dónde acudir?




Sólo con que tengas sospecha de que un niño/a está siendo objeto de cualquier tipo de maltrato debes de actuar y plantearte una serie de cuestiones.En primer lugar esa sospecha estará fundamentada en algunos indicadores tanto del niño como de las personas responsables de su cuidado.Para comunicar la situación de maltrato puedes utilizar tres vías:
Vía judicial: dirigiéndote a cualquier juzgado, comisaría o al fiscal de menores, donde será preciso la identificación del denunciante


Vía administrativa: dirigiendote a los servicios sociales de tu Comunidad Autónoma, (en la Comunidad Autónoma de Murcia puedes hacerlo través del Instituto de los Servicios Sociales de la Región de Murcia, I.S.S.O.R.M). También puedes ponerte en contacto con los servicios sociales de tu zona, ellos pueden iniciar la investigación y si lo creen necesario lo comunicarán al Servicio correspondiente de la Comunidad Autónoma.

Vía asociaciones: (como
AMAIM, en la Comunidad Autónoma de Murcia) en la que puedes reservar tu identidad ya que es la propia asociación la que denuncia el caso a los servicios sociales correspondientes y realiza un seguimiento de la intervención de los organismos públicos con respecto al caso.
Ten en cuenta que según la Ley Orgánica 1/96, de 15 de Enero, de Protección Jurídica del menor (B.O.E. 17.01.96, Art. 13.1 sobre "Obligaciones de los ciudadanos y deber de reserva"):


Toda persona o autoridad, y especialmente aquéllos que por su profesión o función, detecten una situación de riesgo o posible desamparo de un menor, lo comunicarán a la autoridad o sus agentes más próximos, sin perjuicio de prestarle el auxilio inmediato que precise.




¿CÓMO AYUDAR A LAS VÍCTIMAS DEL MALTRATO?

4.1. Formas de ayuda
La mejor manera de ayudar al niño /a es:
· Identificando los casos de maltrato.
· Realizando intervenciones en las situaciones detectadas, a través del gabinete o de docentes sensibles y capacitados.
·Derivado y /o denunciado los casos de maltrato a los organismos pertinentes.
Aquí proponemos algunas líneas de trabajo que la escuela puede desarrollar con los niños y sus familias:
·Realizar tareas de sensibilidad y capacitación.
·Realizar talleres reflexivos.
·Desarrollar accidentes de difusión y sensibilidad entre los niños, las familias y la comunidad acerca de los
derechos del niño.
· Articular con la currícula, actividades dirigidas a revisar el problema críticamente.
· Estimular la confianza y la autoestima de los niños / as.
· Para desarrollar con
éxito la función preventiva, la escuela como institución debe ser capaz de revisar sus propias actitudes hacia el control de las conductas de los niños y adolescentes.


Ofrecer a los alumnos el espacio y las oportunidades para experimentar formas no violentas de resolución de los
conflictos. Llevar a cabo asambleas, consejos de aula y todo medio que estimule la participación democrática en la vida escolar.








Maltrato Infantil en nuestro país


De acuerdo al estudio de Anicama (1999) uno de cada tres limeños maltrata psicológicamente a sus hijos (36.2%) y dos de cada cuatro o cinco lo hace físicamente (43.2%). En un estudio anterior (Ponce, 1995) se resalta que poco más de la mitad de los hijos son maltratados físicamente (52.3%), de los cuales un 20.4% son golpeados con objetos flagelantes. La flagelación es el método más practicado sin distinción de edad, sexo o nivel sociocultural de los niños/as y sus familias.

Cabe resaltar también, el estudio realizado por la Alianza Save the Children (2003) en trece regiones del país, encuestando tanto a niños y niñas como a sus padres, docentes y otros líderes de la comunidad. El 48% de niñas y niños dijeron recibir castigo físico “ocasionalmente” en su hogar. En la escuela, los varones son más castigados físicamente que las mujeres (24% contra 13%). Asimismo, más del 50% de adultos encuestados refirieron haber sido objeto de castigo físico en sus hogares cuando eran niños o adolescentes.

En la sistematización de los CEM, ya mencionada, se observa que los niños y niñas de 6 a 11 años reciben casi el doble de violencia psicológica que aquellos de 0 a 5 años, casi sin distinción de sexo; mientras que en la edad de 12 a 17 años, la violencia psicológica hacia varones desciende y hacia las mujeres se incrementa al doble que en la edad anterior.

En relación a la violencia física, encontramos que también se duplica para la edad de 6 a 11 años con relación al grupo de edad de 0-5, sin distinción de sexo. En el grupo de 12 a 17 años, desciende la violencia física hacia los varones y nuevamente, se incrementa al doble en las mujeres.

Violencia sexual e incesto

Según reportes del Instituto de Medicina Legal (2001), de todos los casos de delito contra la libertad sexual, 73% de las víctimas son mujeres de todas las edades; el 94% de hombres abusados son menores de 17 años. Del total de víctimas, el 9.7% tiene entre 0 y 5 años; el 27.5% entre 6 y 12 años; el 51.1% entre 13 y 17 años. Según estos datos, la infancia y adolescencia son los grupos más vulnerables a la violencia sexual, especialmente las niñas y las adolescentes.

El incesto es un tipo de violencia sexual altamente frecuente que requiere de políticas preventivas y de atención particulares Contrariamente a lo que se piensa, gran parte de los casos de violencia sexual son perpetrados por familiares cercanos, especialmente padre, hermano, tío, padrastro.. Reportes como el de DESCO (2000) muestran que el 21.9% de los casos de violencia sexual ocurren dentro de las propias familias y el 15.5% en casas de amigos y familiares. El 60% de agresiones sexuales son cometidas por adolescentes de sexo masculino menores de 18 años.

En la sistematización de los Centros de Emergencia Mujer del Ministerio de la Mujer y Desarrollo Social (MIMDES), se observa que la violencia sexual hacia niñas y adolescentes mujeres es más grave aún que la violencia física o psicológica. En el grupo de edad de 0 a 5 años los casos de abuso de niñas son el doble que en niños. Entre los 6 a 11 años, se cuadriplica el número de casos de niñas en relación a niños. Entre los 12 a 17 años se incrementa casi en 25 veces la diferencia entre niñas y niños. Esta particular distribución epidemiológica del abuso sexual muestra claramente la situación de desamparo y falta de poder de niños y niñas pequeños y de adolescentes mujeres. En el mediano y largo plazo, son graves los efectos sobre el desarrollo emocional: se bloquea la capacidad de acercamiento y vínculo con otros, aumenta el riesgo de embarazo no deseado, se genera disfunción sexual y se causan efectos neurobiológicos que resultan en cambios funcionales y estructurales de sistema nervioso central. (Delfos, Nemeroff).

Violencia política, desplazamientos y secuelas psicosociales

De acuerdo al Informe Final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR), se estima que la cifra más probable de víctimas fatales de la violencia política es de 69,280 personas, en un intervalo de confianza al 95 por ciento cuyos límites inferior y superior son 61,007 y 77,552 víctimas, respectivamente. El 85% de estas víctimas estarían ubicadas en un 85% en los departamentos considerados los más pobres del país: Ayacucho, Junín, Huánuco, Huancavelica, Apurímac y San Martín, siendo Ayacucho el departamento que concentra más del 40 por ciento de muertos y desaparecidos reportados a la CVR.

De la totalidad de víctimas reportadas, el 79 % vivía en zonas rurales y el 56 % se ocupaba en actividades agropecuarias, lo cual es un indicador de la gravedad de las desigualdades de índole étnico-cultural que aún prevalecen en el país. El 75% de las víctimas fatales de la violencia política tenían el quechua u otras lenguas nativas como idioma materno.

La amplitud e intensidad del conflicto vivido acentuaron los graves desequilibrios nacionales, debilitaron el orden democrático, agudizaron la pobreza y profundizaron la desigualdad, agravaron formas de discriminación y exclusión, debilitaron las redes sociales y emocionales, y propiciaron una cultura de temor y desconfianza. En algunas zonas, la violencia destruyó y desorganizó la vida social local, especialmente por el asesinato de dirigentes y autoridades tradicionales y estatales.

Es necesario, sin embargo, resaltar que, pese a las duras condiciones, hubo personas y poblaciones que resistieron y se esforzaron por la afirmación de una sociedad constructora de la paz y del derecho.

En el contexto de la violencia política, el desplazamiento masivo desde las zonas de violencia constituyó un doloroso proceso de desarraigo y empobrecimiento de cientos de miles de peruanos y peruanas, lo cual produjo una urbanización desordenada y acelerada, así como un retroceso histórico en el patrón de ocupación del territorio andino; afectando las posibilidades de un desarrollo humano sostenible. La población desplazada vio afectadas sus redes sociales, debiendo adaptarse con distintos grados de éxito y con gran sufrimiento, a las nuevas circunstancias. Asimismo, los desplazados por el conflicto fueron en muchos casos estigmatizados y discriminados en escuelas, barrios y centros de trabajo. Al retornar, tuvieron que enfrentar graves problemas de tierras y ausencia de apoyo suficiente para reorganizarse y sostener a sus familias.

La CVR resalta de manera especial, que esta población ha sido afectada económica, social y emocionalmente, contribuyendo a fragmentar y atomizar las redes e instituciones sociales, causando a la vez resentimiento y tiñendo de violencia la vida familiar y social, así como las relaciones interpersonales.

En el estudio realizado en la sierra peruana (2003) se encontró que cerca de un tercio de la población de Ayacucho, Cajamarca y Huaraz pasó por, al menos, una situación de pérdida personal en los años de violencia.

La prevalencia de vida de algún tipo de trastorno psiquiátrico en este último grupo, es de 50%, muy por encima de lo reportado en otras poblaciones; el trastorno de mayor prevalencia es la ansiedad.



REFLEXIONEMOS.......


DEFENDAMOS LOS DERECHOS DEL NIÑO




Y DIGAMOS NO!!!!!! AL MALTRATO INFANTIL...........

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